Ahora sí, la novela del Smartphone más accidentado de los últimos tiempos ha llegado a su fin. Nadie es ajeno a los incidentes ya que las explosiones (más bien deflagraciones) del Samsung Galaxy Note 7 llegaron a todas partes. Alerta, miedo, confusión… El fabricante tuvo que retirar todos los móviles del mercado y paralizar su fabricación y distribución. Un desastre para la compañía.
Llevábamos tiempo dando como causante al diseño interno del dispositivo y al escaso espacio del que disponía la batería para expandirse. Se anticipó la resolución esta semana, antes de que Samsung la comunicara en la rueda de prensa. Ahora sí que es oficial al 100 %.
La batería era demasiado grande para el espacio interno del móvil
Al menos fue el causante de la primera paralización en la venta del dispositivo. Samsung tuvo que detener la distribución a causa de la “oleada” de deflagraciones que provocaba el incendio de los dispositivos tras dejarlos cargando. Según ha confesado la empresa, el diseño interno del Note 7 dejaba espacio con una tolerancia mínima a la expansión de la batería. Esta aumenta de tamaño conforme se calienta, algo que ocurre al cargar y también al utilizar la máxima capacidad del teléfono.
Al expandirse la batería y no encontrar espacio para ello dado el escaso espacio interior del smartphone, los ánodos y cátodos entraban en contacto a la presión; provocando el cortocircuito y la posterior deflagración al inflamarse el electrolito debido a la elevada temperatura del conjunto. El riesgo era demasiado alto, como bien confirmó el elevado número de casos en su momento.
Las baterías del primer lote comercial Samsung SDI, recibieron la culpa en un primer momento. Injustificada según la investigación de Samsung y también tras el segundo lote comercial: a pesar de que la marca cambió al fabricante para la segunda tanda, el dispositivo seguía teniendo los mismos problemas.
Las baterías y el espacio donde iban alojadas no estaban en consonancia. Eso ha provocado que la segunda lote de baterías solucionase los cortocircuitos de las primeras baterías, pero al no ser una batería preparada para ese espacio tan reducido, se produjeron cortocircuitos en otra zona de la batería. Las prisa por actuar rápido en reemplazar los dispositivos fue algo que les pasó factura.
Un error que Samsung ha pagado caro
Esta puede ser la moraleja de la rueda de prensa: a pesar del tiempo que ha tardado la empresa en dar las causas de la que es una de las mayores crisis en el terreno del smartphone, Samsung afirma que ha tomado buena nota y que no se volverá a repetir. La empresa tomará mayores medidas de seguridad a la hora de montar los componentes en sus smartphones.
En la rueda de prensa han sido bastante explícitos con el coste real de estas pruebas. Para Samsung, era importante recuperar la confianza de sus clientes, y piensan que ser transparente con su error es lo más sensato. Para descubrir las causas del problema, han realizado diversas pruebas:
- Con carga rápida.
- Carga inalámbrica.
- Carga y descarga sin la tapa trasera.
- Pruebas con el escáner de iris.
- Análisis de software.
- Análisis del proceso de manufactura.
Para llegar a la conclusión de que las baterías eran el problema principal, Samsung ha dedicado 700 ingenieros al análisis de 200.000 teléfonos y 30.000 baterías. No solo eso, también han contratado a tres agencias independientes para asegurarse de que el análisis era correcto. UL, Exponent y TÜVRheinland, han mostrado en la rueda de prensa los resultados de sus estudios.
Los planes para evitar que vuelva a suceder
En Samsung son conscientes de que este bache les ha hecho aprender una lección, y esperan que no solo ellos, sino que toda la industria lo tenga en cuenta. La raíz de ello se debe a que los dispositivos cada vez son más compactos, pero las capacidades de las baterías siguen creciendo, lo que nos demuestra que el caso del Note 7 es algo que pasaría tarde o temprano.
Para evitar que vuelva a suceder, en Samsung han decidido tomar varias medidas. En primer lugar, van a mejorar la calidad de sus componentes, con equipos dedicados para garantizar la seguridad en cada uno de ellos, incluyendo aspectos como el diseño del terminal o incluso el software.
Las baterías por otro lado, son el componente que más atención ha recibido, y es que no solo será un grupo de expertos, sino que además implementarán un sistema de ocho pruebas que garanticen que sus baterías son seguras.
Desde luego, la reacción de Samsung ante el escándalo del Note 7 nos ha resultado bastante atípica, pero en el buen sentido. Ahora toca esperar a sus siguientes modelos para comprobar que realmente han aprendido la lección.
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