Facebook no puede determinar con precisión el número exacto de sus usuarios, revela un documento interno. El grupo estima que más de la mitad de los perfiles que se crean a diario pertenecen en realidad a personas que ya tienen una cuenta en la red social. Para disgusto de los anunciantes, que valoran la rentabilidad de su campaña precisamente a partir de esta cifra.
Por su propia naturaleza, Facebook ha sido durante mucho tiempo la red social de lo «real». Este nombre puede parecer obvio dado que la plataforma requiere que compartamos públicamente una buena cantidad de información personal para poder crear una cuenta. Pero también existen sus términos de servicio, que requieren que tenga un solo perfil con su nombre real. Por supuesto, esta regla no se cumple realmente. Facebook estimó recientemente que el 11% de sus usuarios tiene una cuenta secundaria.
Sin embargo, el grupo de Mark Zuckerberg parece ocultar al público en general las cifras reales al respecto. Según un documento interno obtenido por el Washington Post, este porcentaje es mucho mayor. De hecho, de 5.000 cuentas creadas, Facebook estimó que entre el 32% y el 56% pertenecían a personas que ya tenían un perfil en la plataforma. Peor aún, el documento explica que el método utilizado por la empresa para lograr este resultado tiende a subestimar la realidad.
No pueden combatir los perfiles falsos
No hay duda aquí, por lo tanto, de los usuarios que han cambiado su nombre por seudónimos. Estamos hablando de perfiles falsos aquí, y el fenómeno, que Facebook llama SUMA para «Cuentas Múltiples de Usuario Único» («un usuario, múltiples cuentas») ahora está en una escala masiva. También según un documento interno, el número de usuarios activos entre las edades de 20 y 30 en los Estados Unidos supera el número real de estadounidenses en este rango de edad. La propia red social admite que esta observación hace que sus propias estadísticas sean «menos fiables».
La revelación llega en un momento crítico de la historia de Facebook, que está a punto de cambiar de nombre antes de realizar un cambio estratégico. Tal falta de control sobre los propios datos puede enfriar a los anunciantes, que confían en ellos para evaluar la eficacia y la rentabilidad de sus campañas publicitarias.
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