En Diciembre pasado, se dieron protestas en los EEUU contra la remoción del Título II para los servicios de telecomunicaciones, que en castellano, dicho título implica poner reglas de no discriminación de tráfico en los servicios como acceso a internet, uno de los principios de la neutralidad de la red. Aunque la FCC del ex empleado de Verizon, Ajit Pai, finalmente dio el gusto a sus antiguos empleadores, actualmente la guerra sigue en el congreso estadounidense y en varios estados.
Uno de los chistes y temores asociados, es que sin un principio de neutralidad se termine vendiendo pedazos del internet como si fuera un paquete de cable, permitiendo a los proveedores de internet cobrar el doble, a usuarios y servicios que busquen «prioridad» ante el capado, como en la imagen.
Imagen: Join the Fastlane (una web satírica sobre el tema).
Sin embargo, dando una vuelta por los planes de los operadores en el Perú, encontramos hecha realidad la pesadilla estadounidense. Miremos nomás a Bitel y sus planes de Youtube ilimitado, mientras fue subiendo el cuentagotas de sus planes de internet ilimitado de 128k a 256k:
O el fiasco de los planes «ilimitados» de Claro/Movistar/Entel, impuestos al caballazo a fin de volver legítimas las restricciones además de polémicas, ilegales, como las restricciones al tethering (compartir internet desde el celular) y las resoluciones de video, muy mal defendidas por dos abogados en la prensa local, ignorando sus implicancias en el manejo de la red. Casi nadie hizo hablar a OSIPTEL por estos detalles y en su lugar, se apoyaron en la propaganda del regulador sobre la «falta de información».
El último caso muestra lo complejo de llevar el interés del usuario a estos temas, dejando camino libre a los operadores y sus auspiciados por la falta de crítica.
Si uno revisa bien los archivos, encuentra que temas como la neutralidad de la red, la falta de competencia y la tarifa plana (la de verdad, sin capado, ¿Leíste Bitel?), llevan casi dos décadas discutiéndose en el Perú, con cada vez menos locos interesados. Eso sin contar la tramposa distorsión en la regulación de telecomunicaciones que sufrió el Perú a lo largo de esos años, buscando salvar a los operadores de las denuncias mientras se acomplejaban las reglas para los usuarios.
La pereza puede ser otro factor. Si quisiera ser algo honesto al respecto, hace 20 años existían cursos para usar el navegador, como quien aprende a mantener un auto. Hoy muchos prefieren confiar a la primera en Google o en Facebook antes que agregar un .com a dichos sitios en la barra de direcciones. Hasta se preguntarán qué es una barra de direcciones, dando cuentas del nivel de ignorancia al que hemos caído respecto a otros tiempos, presa fácil para ciertas amenazas gracias a dicho abuso de confianza.
Y para terminar en un contexto así, perder la importancia de un internet libre económicamente hablando, hace que las caídas de un servicio priorizado por los operadores, generen problemas de comunicación ante el costo adicional en datos por las alternativas. ¡Te hablan WhatsApp!
¿Necesito dar créditos a Google por esto?
Entonces, queda vencer dicha ignorancia, mostrar qué hay detrás de su red. Y para eso estamos.
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